domingo, 27 de julio de 2008

20. TRANSMUTACIÓN

(Un sueño borgiano)


“Soñé que alguien me estaba soñando...”
Jorge Luis Borges


SUFRO UN sueño basto y fatigoso. Vastedad de lo inicuo, yo soy “Jote Manco”, el más matón de la banda “Los Jotes”, el más pérfido entre aquellos, matones e infames por antonomasia, criminales rurales de la cerrería y el valle intermedio. En la realidad, “Jote Manco”es mi oponente, confeso enemigo, un deber de sangre, al cual se la tengo jurada, pues él mató a mi hermano. En el sueño, soy él y anda buscándome. Conoce bien la ley de las cofradías: si lo busco, él me busca; así saldamos luego. Yo no huyo, sólo dilato. Soñando me agencio de sus modos de matón, sus mañas de lobo viejo más seductor que yo, más soez, más glacial, más mortífero. Qué fácil es la ilustración estando en su pellejo. En una cantina de fondo impreciso y tufo añejo, tal vez por ser un sueño, no sé si por ser el que ahora soy, hallo a mi socías en el crimen, malevo categórico, “El Mitigüesos”, yo en la realidad y soñante esta vez, parroquiano en “La Iglesia”, cantina también real en alguna parte de viejos periplos y fechorías. No dilato el encuentro ni la conclusión. Es ésta: “Mitigüesos” está aterrado, suda por dentro, pero no revelará su terror. Así es que tengo que cerrar la vieja historia a mi modo. Matrero y sin pausa, saco el revólver, el mismo con que maté a su hermano, pero él, entelequia del sueño, en un ronquido feroz, va a escapar. Así es que no queda otra que darle seco en el tungo. Le doy. Yo soy él, ya lo dije, él disparándome en un sueño. Pero caigo yo, “Mitigüesos”. Al caer de herida mortal el tránsito es infinito. Me desplomo todavía en otro sueño mejor. Él y yo, sepultando a mi hermano.

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